Cuando pensamos en hacernos algún retoque, sobretodo a partir de los 30, se nos pasan por la cabeza los dos tratamientos más demandados en este campo: el ácido hialurónico y el bótox.
Muchas veces las pacientes acuden a nuestras clínicas con ideas preconcebidas sobre lo que necesitan, pero lo cierto es que estos dos tratamientos a menudo se confunden, por eso, con este post, queremos resolver algunas dudas respecto a este tema.
Ácido hialurónico: El ácido hialurónico se encuentra de manera natural y permanente en nuestra piel, su principal propiedad es captar agua para mantener nuestra piel hidratada, rellenando nuestra dermis por dentro.
Las temidas arrugas son el resultado de la disminución de su concentración con el paso de los años.
Bótox: El bótox es la marca comercial de la toxina botulínica. Esta toxina inhibe la contracción muscular de forma temporal. Al relajar los músculos faciales se dejan de producir los movimientos que causan las arrugas, ayudando a prevenirlas.
Ácido Hialurónico: Existen varios tipos de ácido hialurónico, el menos reticulado (o más liquido) se utiliza para devolver la hidratación natural a la piel, y el reticulado (que se puede encontrar en distintas densidades) se emplea para rellenar arrugas finas y profundas, y par dar volumen a ciertas partes (como labios y pómulos).
En nuestras clínicas tratamos a pacientes de todas las edades, generalmente en personas jóvenes lo empleamos para hidratar la piel o aumentar los labios o pómulos, y en personas de mayor edad para rellenar arrugas y recuperar volúmenes perdidos.
Bótox: La toxina butolínica la aplicamos en aquellos músculos faciales que queremos relajar, con el objetivo de prevenir, atenuar o incluso eliminar las arrugas de expresión del entrecejo, la frente o el contorno de ojos.
Además tiene otros usos, permite levantar ligeramente el arco de la ceja, lo que embellece la mirada; se utiliza como tratamiento para la sudoración excesiva en palmas de las manos, pies o axilas; y también está indicado para aquellas personas que sufren bruxismo, ya que, al relajar los músculos, el paciente deja de apretar los dientes por la noche.